La estimulación sensorial favorece el desarrollo general del niño. Con dicha estimulación se pretende que mediante sus sentidos reciba sensaciones y percepciones que potencien el desarrollo de su sistema nervioso.
La recepción de esos estímulos con una cantidad y calidad ajustada a su edad son el inicio del proceso de memoria, puesto que la atención y la percepción son la base principal para un adecuado aprendizaje.
Por tanto, dependiendo de la intensidad, frecuencia, calidad y duración de los estímulos, se va a producir un mejor desarrollo del sistema nervioso. Por eso, una buena educación y estimulación de los sentidos ayuda a que se desarrollen todas sus facetas con la misma intensidad y profundidad.
El objetivo de ésta es fomentar el desarrollo de las capacidades sensoriales y potenciar su desarrollo madurativo general mediante el juego.
Dicha estimulación va a ser realizada en un entorno confortable, realizando las actividades por los padres pero siendo dirigidos e instruidos por un terapeuta especializado. Además de favorecer el desarrollo general del niño, se va a fomentar las conductas afectivas e interactivas entre padre e hijo.
Se va a utilizar el tacto, colores, formas, tamaños de objetos, texturas, sonidos, instrumentos musicales, sabores, olfato, exploración de objetos, interacción con iguales y adultos.
Se realizará una evaluación inicial general para conocer el material y el espacio del que se dispone y se realizará una agrupación reducida por edades.