Investigación
Cooperación
10 Dic Aprendizaje del control de esfínteres
El aprendizaje del control de esfínteres (defecación y micción) requiere que el niño o la niña haya alcanzado un grado de madurez suficiente y que lo eduquemos en este hábito de limpieza. Alrededor de los 2 años la mayoría estarán preparados para ser enseñados.
Si acude a una escuela infantil va a ser más fácil. Sus profesionales asesorarán a las familias y les acompañaran en el proceso, sobre todo si se trata del primer hijo.
De entrada es necesario saber que el control de esfínteres es un importante paso de maduración y debemos respetar su ritmo de aprendizaje. Se necesita un tiempo, no hay prisa. Debe iniciarse en el ambiente familiar, en casa, porque es muy importante la relación entre el niño o la niña y el adulto que le pide que haga su pipí y su caca en un lugar y en un momento determinado.
La familia tiene que crear las condiciones más favorables para que vaya adquiriendo este hábito. Los logros o dificultades en este proceso dependerán del clima afectivo que le rodee. Una actitud cariñosa y comprensiva facilita la educación.
Consejos a tener en cuenta
- Compraremos un orinal, de bordes anchos y material fácilmente lavable, que le daremos días antes para que juegue y se familiarice con él. Es importante que apoye bien tanto las nalgas como los pies para que esté cómodo y se sienta seguro, por ello no es aconsejable de entrada la taza de water adaptada.
- Hay que hablarle del tema, ilusionándole con hacerse mayor, incluso podemos fijar una fecha próxima, que puede coincidir con algún acontecimiento, y “ese día vamos a hacer el pipí y la caca en el orinal como los mayores”. Podemos leerle a diario un cuento sobre el tema y por supuesto tendremos preparada ropa cómoda y mudas suficientes.
Empezamos:
- Preferible un fin de semana para que se inicie en casa, en un clima relajado y tranquilo.
- Empezará la mañana diciéndole con expresión alegre que ya no vamos a ponerle pañal.
- Le propondremos que se siente en el orinal, unos minutos, “para que salga el pipí” cuando se le vea deseoso para procurar que lo logre al primer intento. Estableceremos una rutina de permanecer sentado apenas unos minutos cada media o una hora. En cuanto lo logre lo levantaremos y expresaremos nuestra alegría y le ayudaremos a tirarlo al water. Si no es así no es conveniente prolongar el tiempo de permanecer sentado.
- Si lo hace fuera del orinal, le diremos con expresión y voz neutra, sin enfadarnos, que hay que hacerlo en el orinal.
¿Qué debemos evitar?
- No es conveniente obligarle a sentarse en el orinal si se niega a ello.
- No insistir en que orine haciendo fuerza si no lo logra al primer intento.
- No reñir, ni castigar, ni avergonzar, porque se haga encima.
- No dispersar los esfuerzos cambiando de técnica continuamente, ni usar distintos métodos simultáneamente.
- No se le debe reprender excesivamente ni manifestar asco si le vemos jugar con sus deposiciones. Siente curiosidad por aquello que sale de su cuerpo y lo considera como algo valioso e importante.
- No le pondremos pañales cuando salgamos a la calle porque lo estaríamos confundiendo. Llevaremos ropa de cambio suficiente.
¿Cómo debemos actuar durante las noches?
- Si moja todas las noches el pañal debemos mantenerlo. Esta situación es la más normal puesto que la continencia nocturna suele ser algo más tardía.
- Tampoco levantarle cada noche a determinadas horas para que orine, interrumpiendo así su sueño.
- Es fácil explicarle que le ponemos los pañales para dormir porque si está dormido no se entera “que quiere salir el pipí”.
- Siendo perseverantes, con cariño y paciencia en apenas unos días lo habrá conseguido.
Autora
Isabel Rubio Díaz. Pediatra
Especialista en pediatría desde 1981. Colegiada en el Colegio de Médicos de Alicante desde entonces con el nº 3920.
