02 Abr Actividades acuáticas en niños/as con Trastorno del Espectro Autista
El procesamiento sensorial en niños/as con trastorno del espectro autista
Han existido diferentes enfoques que han ayudado a conocer y comprender qué procesos psicológicos podrían explicar el comportamiento de las personas con trastorno del espectro autista (TEA). Según el DSM-V (Manual diagnostico y estadístico de trastornos mentales) el TEA es un trastorno neurobiológico del desarrollo. Existen varios criterios de diagnostico según dicho manual como: dificultad en la interacción social, poca flexibilidad, conductas repetitivas y una respuesta de hiperreactividad o hiporreactividad sensorial o intereses inusuales a aspecto sensoriales del entorno como respuestas negativas a diferentes texturas o sonidos, indiferencia a los cambios de temperaturas, etc. (American Psychiatric Association, 2018). Esto nos indica que hay niños/ as con TEA que presentan dificultades en el procesamiento sensorial y no son capaces de integrar y procesar la información de forma correcta y por eso perciben el mundo de una manera distinta. Según el modelo de Winnie Dunn existen cuatro patrones de procesamiento sensorial: búsqueda, evitación, sensibilidad sensorial y registro bajo. (Dunn, 2008).
El medio acuático como medio sensorial
El aprendizaje a través de medio acuático es muy motivador y enriquecedor. En este medio se puede abordar las dificultades en el procesamiento sensorial, ya que éste proporciona información sobre el movimiento del cuerpo, temperatura y densidad del agua y se generan nuevas sensaciones. Es importante tener en cuenta todas las características de cada usuario (perfil sensorial, modalidad comunicativa, intereses, etc). Comprender bien al niño/a ayuda a entender cómo actúa en este medio y que estrategias utilizar para mejorar la interacción con el medio y llevar a cabo una intervención adecuada.
En el medio acuático se puede ver a niños/as que tiene respuestas de evitación a la hora de entrar al agua o al contacto físico, presentan poco interés por la actividad, buscan estimulación constantemente, entran al agua de golpe, etc.
Desarrollo de la actividad acuática
Para facilitar la adaptación a este nuevo entorno, es importante preparar al niño/a desde casa y/o desde la propia terapia fuera del medio acuático. Es conveniente realizar una aproximación de las prendas, los materiales, el profesional y/o compañeros/as que se encontrará en la piscina. Esto se puede presentar tanto de una forma más real como a través de pictogramas. Una opción sería hacer partícipe al niño/a en la preparación de la mochila. También es importante que, al inicio, las sesiones sigan las mismas rutinas para facilitar al niño/a la adquisición de los nuevos aprendizajes.
Güeita, Alonso y Fernández (2015) plantean una propuesta de sesión de Terapia Acuática Específica (WST) para personas con trastorno del espectro autista en las que se distinguen cuatro fases diferentes: primera fase (ritual de entrada); segunda fase (ajuste mental); fase principal (aprendizaje) y última fase (ritual de salida) .
El programa de Estimulación Acuática de la Fundación Salud Infantil apuesta por la inclusión en el medio acuático de la población con TEA. La base de nuestra intervención se encuentra en todos los aspectos aquí mencionados. Haciendo hincapié tanto en las características propias del usuario como en las de su entorno inmediato (familia, colegio…). En el medio acuático se pueden trabajar y fomentar todas las áreas del desarrollo. Según los principales objetivos propuestos, la intervención se llevará a cabo por CAFDs (profesionales de las ciencias de la actividad física y el deporte), terapeutas ocupacionales o fisioterapeutas. Estos profesionales cuentan además con el apoyo de psicólogos y logopedas especialistas en Atención Temprana que darán las pautas necesarias para realizar una correcta intervención. Según el momento y evolución del niño/a se propondrá una actividad acuática individual o grupal. En esta modalidad grupal, además de los beneficios propios del trabajo del medio acuático, se pretende fomentar la inclusión, y favorecer el área social, mejorando así aspectos como la autoestima.
¿Qué nos aporta la evidencia sobre los beneficios de la actividad física en el medio acuático?
Según diferentes investigaciones sobre la actividad física y el trabajo en el medio acuático en esta población se concluye que:
- Después de la realización de programas de actividad física adaptada para personas con TEA se observa una mejora en la condición física y una reducción de conductas sociales inapropiadas (Sowa y Meulenbroek, 2011).
- Gracias a los programas adaptados de natación y de actividades acuática, se observa una mejoría en su participación e interacción social, en el desarrollo del lenguaje y la conducta adaptativa (Yilmaz, Yanardag, Birkan, y Bumin, 2004).
- Las condiciones del medio acuático parecen ayudar a controlar el nivel de excitación y ansiedad de esta población, así como la disminución de las conductas repetitivas y no funcionales, estereotipias gestuales y auto estimulación (Vonder Hulls, Walker, y Powell, 2006).
- Los programas de natación adaptada ayudan a que estos niños/as sean capaces de hacer las actividades con mayor autonomía, aumentando la participación en las actividades y en el inicio a las técnicas de natación (Pimenta, Zuchetto, Bastos, y Corredeira, 2016).
Bibliografía
American Psychiatric Association & American Psychiatric Association. DSM-5 Task Force. (2018). Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales : DSM-5. Editorial Médica Panamericana.
Dunn, W. (2008). Living sensationally : understanding your senses. Jessica Kingsley Publishers.
Güeita Rodríguez, J., Alonso Fraile, M., y Fernández-de-las-Peñas, C. (2015). Terapia acuática : Abordajes desde la Fisioterapia y la Terapia Ocupacional. Elsevier España.
Pimenta, R. A., Zuchetto, A. T., Bastos, T., y Corredeira, R. (2016). Efectos de la natación para jóvenes con trastorno del espectro autista. Revista Internacional de Medicina y Ciencias de la Actividad Física y del Deporte, 64(2016). https://doi.org/10.15366/rimcafd2016.64.011
Sowa, M., & Meulenbroek, R. (2011). Effects of physical exercise on Autism Spectrum Disorders: A meta-analysis. Research in Autism Spectrum Disorders, 6, 46-57. https://doi.org/10.1016/j.rasd.2011.09.001
Vonder Hulls, D. S., Walker, L. K., & Powell, J. M. (2006). Clinicians’ perceptions of the benefits of aquatic therapy for young children with autism: a preliminary study. Physical & occupational therapy in pediatrics, 26(1-2), 13-22.
Yilmaz, I., Yanardag, M., Birkan, B., & Bumin, G. (2004). Effects of swimming training on physical fitness and water orientation in autism. Pediatrics International, 46(5), 624-626. https://doi.org/10.1111/j.1442-200x.2004.01938.x