02 Oct Bullying
Actualmente, los episodios de maltrato entre escolares se dan frecuentemente en las aulas. Las agresiones físicas, insultos, amenazas o exclusión social, se han convertido en el pan de cada día para muchos niños y niñas. Por desgracia, el acoso escolar se ha convertido en un comportamiento generalizado entre los adolescentes.
La falta de intervención temprana y a tiempo en apoyo a las víctimas de este tipo de agresiones es consecuencia directa de sus características: se trata de una actividad encubierta, que no suele darse en presencia de adultos. Todos los implicados, sean agresores, víctimas y observadores, se mantienen en silencio al creer que quien delate pondrá al descubierto el problema. Al no darse a conocer las agresiones, desaparece la necesidad de afrontar un problema porque no “existe”. Las víctimas son los únicos que sufren las consecuencias al sentirse avergonzados y degradados, tanto por los ataques recibidos como tener que admitir su situación.
Para aproximarnos a la problemática del bullying es necesario entender y situarla en el contexto social en el que se da. Los grupos de niños/as y en especial de adolescentes se mueven en un entorno social del que aprenden las normas sociales y donde se crea la pertenencia al grupo y el sentido de comunidad. Mientras forman parte de ese grupo se encuentran con conflictos y se producen reestructuraciones cognitivas. Las conductas agresivas y comportamientos problemáticos se adquieren y se mantienen en el tiempo por el refuerzo de los compañeros.
En el proceso de bullying, tanto el agresor como la víctima se encuentran en un proceso de inadaptación social que acarrea serios problemas. Ambos carecen de habilidades sociales y de estrategias en sus relaciones que pueden favorecer la resolución pacífica de los conflictos.
Tipos de alumnos/as
En el aula se pueden establecer tres tipos de alumnos/as, en función de su popularidad entre el resto de los compañeros:
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El alumno/a popular. El líder, idolatrado por el resto de los compañeros, que posee destrezas, valentía.
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El alumno/a aislado. Nadie, o casi nadie los elige. Están desatendidos u olvidados, pasan inadvertidos.
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El alumno/a rechazado o impopular. Aquellos con los que casi nadie quiere estar. Son rechazados por la mayoría de sus compañeros.
El rechazo de los compañeros/as puede producir en el niño/a o adolescente efectos como:
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Motivación para adquirir prestigio a través de actividades compensatorias.
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Acrecentar su agresividad como forma de alcanzar una posición de notoriedad que compense su frustración.
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Fomentar el aislamiento y el desarrollo de satisfacciones sustitutivas solitarias.
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Desarrollo de sentimientos de incapacidad e inferioridad.
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Búsqueda de ambientes donde pueda sentirse identificado, formación de pandillas y bandas con marcado carácter antisocial.
Estudiemos y evaluemos diferentes variables que pueden ser la clave para detectar posibles casos de bullying. Es importante observar si se dan determinadas variables, tanto personales como ambientales, en el contexto en el que el niño o adolescente se mueve.
Variables personales:
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Agresores:
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Suelen ser chicos o chicas mayores que sus compañeros de grupo.
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Perciben su ambiente familiar con cierto grado de conflicto.
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Su actitud hacia el centro escolar es negativa, exhibiendo conductas agresivas y bajo rendimiento académico.
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Mantienen conductas agresivas y violentas con aquellos que consideran débiles.
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Víctimas:
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Suelen ser menores que los agresores o bullies, más débiles.
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Perciben su ambiente familiar como excesivamente protector.
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Su actitud hacia la escuela es pasiva.
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Suelen ser el blanco de las agresiones.
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Variables ambiente familiar:
Generalmente los bullies encuentran su ambiente familiar con cierto grado de conflicto:
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Clima socioafectivo y estilos educativos:
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Actitud negativa entre los padres y el hijo.
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Métodos disciplinarios que incluyen la agresión física.
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El propio temperamento del chico en su ambiente familiar.
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Malas relaciones entre los padres y algunos eventos negativos como: problemas conyugales, cambios de domicilio, divorcio, paro…
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Los chicos que son víctima de las agresiones viven en un ambiente familiar:
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Clima socioafectivo y estilos educativos:
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Padres bastante directivos.
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Conceden un estatus de inferioridad (niño pequeño) con elevado consentimiento de demandas.
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En ocasiones conducta autoritaria y agresiva.
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Variables ambiente escolar:
La relación que tiene el alumno con el profesor también puede influir negativamente, tanto para que se den situaciones de conflicto, como para que el alumno en situación de acoso no se dirija al profesor en búsqueda de ayuda:
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Situaciones conflictivas en el aula.
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Comportamientos directivos y autoritarios que favorecen las malas relaciones entre los iguales.
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Actitudes distantes, frialdad emocional o desprecio por parte del profesor.
Cerezo, F. (2006). Violencia y victimización entre escolares. El bullying. En F. X. Méndez, J. P. Espada, M. Orgilés (Ed.), Intervención psicológica y educativa con niños y adolescentes. Estudio de casos. (pp. 171-187). Madrid, España: Psicología Pirámide.