11 Oct Terapia Ocupacional en escritura
Una de las ocupaciones más importantes y complejas en la infancia es la de aprender a transmitir los pensamientos y la información a través del lenguaje escrito.En el contexto escolar podemos escontrarnos con niños y niñas que presentan dificultades en la escritura. Estos niños/as normalmente requieren más tiempo para completar las actividades, influyendo en su rendimiento académico. Además, a medida que pasan de curso la exigencia es mayor y se incrementa la desmotivación que puede llegar a afectar a su autoestima.
Para que los niños/as realicen una adecuada escritura previamente se recomienda trabajar ciertas habilidades como:
- Control postural: se trata de la capacidad que tenemos para mantener nuestra cabeza y tronco alineados y los músculos implicados se coordinan para mantenernos erguidos (por lo que necesitaremos mantener un adecuado tono muscular).
- Estabilidad en miembro superior y tronco. La fijación voluntaria de cada una de nuestras articulaciones y músculos en el momento adecuado es necesaria para poder realizar movimientos de coordinación y precisión.
- Coordinación óculo – manual: consiste en la capacidad de sincronizar el movimiento ocular con el manual.
- Integración motora bilateral: es la capacidad de coordinar ambos lados del cuerpo para realizar una actividad de forma coordinada. Ej: en el uso de las tijeras una mano mueve el papel mientras que el otro abre y cierra las tijeras.
- Dominancia lateral manual: se refiere al uso de una mano con mayor destreza y eficacia que con la otra.
Los componentes que hacen que seamos capaces de escribir, requieren también de un adecuado procesamiento sensorial para poder llevar a cabo la tarea con precisión, legibilidad y fluidez.
El control motor de la mano comienza con información sensorial y tensión muscular óptima; los movimientos de los dedos requieren refinamiento y disociación de los movimientos de la muñeca y del brazo mientras que el cuerpo debe permanecer quieto (Ajuriaguerra y Auzias, 1980). La estabilidad en sedestación, la propiocepción y la sensibilidad táctil son prerrequisitos para mantener un comportamiento motor complejo, aprendido y automatizado, como es la escritura (Bellefeuille, 2006).
El sistema propioceptivo envía información sobre la posición del cuerpo desde los músculos y las articulaciones hasta el cerebro. Los niños/as con pobre propiocepción tienen problemas para planificar los movimientos necesarios para ejecutar la acción de escribir.
Por otro lado, una alteración en el procesamiento táctil puede repercutir en la manera de realizar un correcto agarre, como por ejemplo, ejerciendo mayor fuerza o debilidad sobre el lápiz.
Estrategias sensoriales y posibles modificaciones que pueden ayudar a mejorar el lenguaje escrito
Las recomendaciones que os facilitamos son generales, si el niño/a presenta dificultades en la escritura será necesario realizar una evaluación individualizada de sus necesidades llevada a cabo por un terapeuta ocupacional.
En primer lugar necesitaresmos desarrollar mayor destreza y fuerza en manos y dedos a través de actividades de motricidad fina, buscar que sean interesantes y divertidas. Paralelamente se pueden realizar ejercicios de grafomotricidad, para realizar trazos en diferentes planos (sobre la mesa, de pie en una pizarra, espejo…), utilizando diferentes materiales para realizar los trazos (tizas gruesas, ceras, pintura de dedos, arena…).
- Recortar con tijeras, rasgar y arrugar distintos tipos de papel (seda, folios, charol, periódico…).
- Enroscar y desenroscar botes, atornillar y desatornillar…
- Manipular juguetes de construcción que requieran ensamblaje.
- Despegar y pegar adhesivos.Pegar gomets, pegatinas pequeñas…
- Practicar a subir y bajar cremalleras, además de abrochar y desabrochar botones.
- Amasar, hacer churros y bolas con distintos materiales (plastilina, arcilla, pasta de sal…).
- Manipular pinzas de ropa, tenazas… utilizarlas para recoger objetos y traspasar a otro lugar.
- Trasportar libros con ambas manos, abrazándolos y apretándolos contra su pecho.
- Tener al alcance juguetes que se puedan apretar o estrujar. Usar materiales como pelotas anti-estrés, plastilina…
- “Descansos en movimiento”: donde se realicen estiramientos, ejercicios de yoga, flexiones contra la pared, etc.
- Los ejercicios para las manos son una buena manera de “despertarlas” antes de hacer
- alguna tarea escrita. Animar al niño a que apriete el puño fuertemente. Luego, relajar y
- estirar la mano y dedos. Repetir el ejercicio varias veces. Se puede hacer el mismo
- ejercicio, pero cogiendo el lápiz.
- Probar con una variedad de adaptadores para engrosar el lápiz, también sirven lápices más pesados, con diferentes texturas…
- Hay bolígrafos vibratorios, los cuales pueden proveer información sensorial a dedos y
- manos.
- Trabajar sobre una superficie inclinada mejora la estabilidad del antebrazo y facilita la disociación entre el uso de dedos y muñeca.
- Hacer que el niño copie de un modelo desde su mesa y no desde la pizarra.
- Eliminar o disminuir distractores ambientales (ruido, sentarse lejos de la ventana…)
- Dar feedback de la presión ejercida sobre el lápiz: envolver la zona de agarre del lápiz con plastilina, así el niño tiene que controlar cuánta presión ejerce para que su dedono llegue a atravesar la plastilina y tocar el lápiz.
- Usar lápices portaminas. Si se aplica mucha fuerza sobre el folio, la mina se romperá. Así,el niño puede aprender a monitorizar la cantidad de presión que ejerce.
- Practicar la forma de la letra y la aplicación de presión, usando un cuadrado de goma eva con un folio encima. El niño tiene que escribir sobre el folio, pero si aplica demasiada presión lo perforará.
- Se puede colocar papel de carboncillo debajo del folio, para que cuando el niño escriba quede una copia y se pueda observar si presiona demasiado o muy poco.
En la Fundación Salud Infantil contamos con profesionales terapeutas ocupacionales para resolver las dudas que puedan surgir en temas relacionados por ejemplo, con la escritura.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Ajuriaguerra, J. and Auzias, M. (1980). Preconditions for the development of writing in the child. In J. Hartley (Ed.), The Psychology of Written Communication. London: Billing y Sons, 68–81.
Bellefeuille, I. B. (2006). Un trastorno en el procesamiento sensorial es frecuentemente la causa de problemas de aprendizaje, conducta y coordinación motriz en niños. Bol Pediatr, 46, 200-203.
Lepe, A (2018). Relación entre los factores ergonómicos, cognitivos y sensoriales en las destrezas grafomotoras de niños en edad preescolar. TFM Centro Universitario Villanueva.
Szot, A (2019). Curso abordaje sensoriomotor y ocupacional en la escritura. Centro Glía.
Enlaces de interés:
https://neurorhb.com/blog-dano-cerebral/correcto-agarre-del-lapiz-ninos/