El neonato pretérmino, estimulación neurosensorial desde las familias

El neonato pretérmino, estimulación neurosensorial desde las familias

La población de niños nacidos pretérminos ha aumentado durante las últimas décadas. Esta circunstancia obliga a recopilar diferentes informaciones para intentar explicar, a grandes rasgos, la situación de estos pequeños y poder, así, entender sus reacciones y orientarlos hacia un correcto desarrollo. Al revisar la literatura sobre este particular, se observa que este aumento puede ser debido, entre otros factores, al aumento de tratamientos de fertilidad y de la edad de las madres gestantes, así como también a la mayor supervivencia a consecuencia de los avances tecnológicos y la gran especialización de los profesionales neonatales.

En el útero existe un ambiente (temperatura, luz, ruido…) óptimo para un correcto desarrollo. El feto, en el útero, recibe información propioceptiva de los movimientos que realiza y de la contención que le da el medio. Tras el parto, el neonato se expone a un ambiente muy diferente, con estímulos mucho más descontrolados y agresivos para él. Este aspecto se ve incrementado en los niños prematuros, ya que su desarrollo intrauterino ha sido menor. Además el bebe prematuro se encuentra expuesto a un gran número de estímulos poco favorecedores (ruidos, luces, manipulaciones…) que no contribuye a su tranquilidad y su desarrollo armónico.

Tras el nacimiento de un bebe pretérnimo, tanto profesionales sanitarios como familiares, deberán trabajar conjuntamente desde el inicio en aras a reducir su estrés, mejorando en la medida de lo posible el entorno y creando un correcto vínculo papás-bebe.

En aquellos momentos, la familia es muy importante. Sus miembros serán quienes pasarán la mayoría del tiempo con el niño y ellos serán los verdaderos “expertos de sus hijos”.

La Dra Als y el Dr Brazelton describen cinco subsistemas de funcionamiento con los que se puede entender e interpretar las conductas del bebe. Estos son: motor (tono muscular, movimiento, actividad y postura); autonómico (sus indicadores son color de la piel, frecuencia cardiaca y respiratoria); estados (vigilia, sueño, despertar y llanto); atención-interacción (con el medio) y autorregulación. Estos subsistemas funcionan de forma integrada y se influencian entre ellos. Es preciso hacer lo que esté en nuestras manos para que se encuentren equilibrados, así como dar la oportunidad al niño de autorregularse, modular sus respuestas y reproducir una respuesta adaptada al medio.

¿Cómo podemos intervenir ayudando a estos bebes prematuros?

Los niños nacidos antes de la semana 28 de gestación tienden a colocarse en posturas en extensión porque el desarrollo de la flexión fisiológica se produce en el último trimestre de gestación. Solemos encontrarlos con las piernecitas estiradas y elevadas, brazos elevados, con manos abiertas… caras muy alertas, bostezos, hipo… En este tipo de niños es muy importante el imput propioceptivo, colocándolo en posturas que promuevan la flexión, la contención, la línea media y el confort. Esto se lleva a cabo con diferentes medidas de contención, como son los “rulitos de toalla” a su alrededor, creando “nidos”. Estos nidos proporcionan límites, necesarios para darle información sobre su propio cuerpo. Estas medidas se tomarán con todos los prematuros, además, también son importantes los cambios posturales.

La estimulación vestibular es otro aspecto a tener en cuenta. Muchas veces se sobre-estimula a los niños, lo que les provoca estrés Es preciso acoplar al bebe lo mejor posible a nosotros y al movimiento.

En estos niños prematuros se pueden encontrar problemas en la alimentación. Suelen tener trastornos de la deglución por el acortamiento de las experiencias intrauterinas. Asimismo, el tono muscular acostumbra a ser insuficiente a nivel oral, las almohadillas de succión suelen ser pequeñas o débiles, los reflejos oro-motores no son aún funcionales y carecen de la coordinación en succión-respiración-deglución… En estos casos se deben estimular tanto la alimentación nutritiva como la no nutritiva (ésta se utiliza para favorecer la fuerza y la coordinación de la musculatura oral, madurar el reflejo de succión y acelerar la introducción de alimentación oral). En el momento de la alimentación se busca favorecer vínculos entre mama/papa-hijos, convirtiéndolo en un episodio placentero.

También es importante intervenir en la estimulación sensorio-motriz, favoreciendo de este modo la capacidad del prematuro para interactuar con las personas y el medio que le rodea. Esto se consigue haciendo que el prematuro preste atención y dé respuesta a estímulos visuales y auditivos. Hay que intentar que el niño vaya fijando la mirada y, posteriormente, haga el seguimiento de objetos y personas.

A nivel táctil se debe trabajar también con estos niños. Se puede conseguir a través del método “canguro” o con masajes sensitivos/sensoriales, que realizarán los papas y las mamás, aumentando, en este caso también, el vínculo.

Como conclusión se puede decir que el hecho de ser prematuro y, por tanto, no haber finalizado el desarrollo intrauterino correspondiente conlleva, en la mayoría de ocasiones, pasar por unas condiciones agresivas en el periodo postnatal intrahospitalario. Es preciso modificar los factores ambientales necesarios para que dicha agresión sea mínima y que el bebe se desarrolle con la mayor armonía posible. Todo esto es un trabajo conjunto, en el que deben estar presentes tanto los profesionales neonatólogos especializados como las familias, las cuales estarán aportando continuamente esta estimulación neuro-sensorial.

Bibliografía:

  • Pikler, E. Moverse en libertad. Desarrollo de la motricidad global. Colección educación hoy. Nancea, S.A. ediciones Madrid
  • Brazelton, T.B.-Carmen B. La relación más temprana Barcelona, Ed. Paidós 1993
  • Bowlby J. Vínculos afectivos. Formación, desarrollo y pérdida. Madrid. Ed. Morata.1986
  • Lisa Chiarello, PhD, PCS, PT and Susan K. Effgen, PhD, PT. Updated Competencies for Physical Therapists Working un Early Intervencion. Pediatr Phys Ther 2006; 18:148-158
  • Brazelton, T., Nugent, J. (1995). Escala para la evaluación del comportamiento neonatal. Boston
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